Ubicado en la Calzada de Ciudad Rodrigo, frente al frontón de Terradillos, se encuentra este recinto que se utilizó para recoger los animales del pueblo. De aquí partían a los distintos parajes de pasto. Se pagaba un canon por haber sido guardados en el mismo.

Además era un espacio utilizado para herrar bueyes y curar las distintas enfermedades y heridas que pudieran producirse los animales (enjarretados, cornadas, heridas, etc.).

Esta labor, aunque pueda parecer sencilla, no requería sólo de conocimientos, destreza, y habilidad, sino que era imprescindible la inmovilización del animal, siempre dispuesto a dar una buena coz y ser poco agradecido con cambio de herrajes.

Para eso se empleaba el potro, para facilitar la labor de colocar las herraduras a vacas, bueyes (el ganado vacuno no aguanta de pies sólo sobre tres patas, y exigía el potro para ser herrado), caballos, burros y otros animales. No acababa ahí su función, puesto que al permitir la inmovilización del animal, también se empleaba como una mesa de operaciones, para practicarles algunas curas de forma cómoda, o un recorte de cuernos, minimizando el riesgo sobre todo en los animales más bravíos.

¿Cómo era un potro? Estaba compuesto dos elementos fundamentales, que son piedra y madera. El de Terradillos es de piedra de pizarra y está formado por cuatro pilares o postes verticales firmemente anclados al suelo formando un rectángulo que son la base de la estructura. En la parte delantera se anclaba un yugo. Dos traviesas superiores que unen los postes delanteros con los traseros donde se amarraban las cinchas y se elevaba al animal. Por último tiene rodilleras delanteras y traseras.

El procedimiento era sencillo, se colocaba el animal dentro del techado del potro, allí se le ataba con cinchas con las patas dobladas a los postes delanteros y traseros, sujetándoles la cabeza al yugo, con lo que se inmovilizaba y se facilitaba el herraje.

Actualmente se halla fuera de todo uso lo que no quita para que sean una especie de testigo mudo y pequeño monumento a conservar que aporta valiosa información sobre otros tiempos, otros usos y tareas que hoy parecen tan lejanos aunque no lo sean y lo mas importante, forma parte de la tradición y de el patrimonio etnográfico.